Eres una de esas personas que afirman que solo se puede competir por el cliente a través del precio? Tienes derecho a pensar así. Pero ¿sabes qué piensan las personas que realmente ganan dinero con sus negocios? Sinceramente, no piensan nada al respecto, no se preocupan por eso. A lo sumo, sonríen ligeramente al escuchar esas palabras.
Saben bien que esto es solo una etapa por la que pasan la mayoría de los empresarios principiantes. Algunos de ellos nunca avanzarán más. Afortunadamente, no tienes que ser uno de ellos. La verdad más contundente sobre el marketing es: te pagan como te ven. Y el posicionamiento de marca bien pensado es el método para aplicar ese principio en la práctica.
No, definitivamente no son lo mismo. El posicionamiento es parte de las acciones dentro de la estrategia empresarial. Requiere tomar decisiones sobre con qué quieres que tus clientes actuales y futuros te asocien. Además, debes pensar en cómo lo harás. Y luego actuar de manera coherente, de acuerdo con las premisas establecidas.
La imagen, por otro lado, es el resultado del posicionamiento. Es lo que realmente provocas en los consumidores. Lo que piensan de tu marca, qué palabras usan para describirla, qué emociones la asocian. Por esta razón, vale la pena verificar regularmente la imagen de tu empresa. De esta manera, no te desviarás del camino elegido.
A menos que después de un tiempo quieras cambiar de dirección. Sin embargo, ten cuidado. No siempre es una buena idea.
Siempre que estés lanzando una nueva marca. No importa si es una marca personal o una gran empresa que tiene como ambición conquistar el mercado mundial. También puedes posicionar productos o servicios individuales. El posicionamiento también te será útil cuando ya tienes una marca, pero no tienes muchos clientes. O tienes clientes, pero no son personas a las que les puedes ofrecer el mayor valor y que estarán más entusiasmadas con tu oferta.
¿Cuándo más? Cuando quieres ser la mejor opción para los clientes y deseas que eso sea obvio para ellos. Cuando estás cansado de las quejas sobre tus precios. Y en tiempos de crisis. La pandemia ha llevado a muchos empresarios a reconsiderar su imagen y están ingresando al mercado con una nueva estrategia. Una estrategia mejor adaptada a la oferta actual y a la situación del mercado.
Reposicionar no es una buena idea si no tienes una razón importante. Se necesita tiempo para construir asociaciones concretas en la mente de las personas. Hacerlo por diversión puede llevarte a dar vueltas sin resultados claros.
¿Cómo planificar la posición de tu marca de la manera más sencilla? ¡Así es, planificar! De hecho, planificas tu posición desde el principio. Observa a las empresas competidoras. Y encuentra las diferencias.
Algunas marcas señalan abiertamente las debilidades de la competencia para diferenciarse de ella. Sin embargo, esta acción conlleva cierto riesgo. Los consumidores modernos están más interesados en lo que tú les ofreces. Les basta con saber que sabes qué no funciona en tu industria y que tienes tu propia forma de solucionarlo.
También puedes diferenciarte a través de las características de tus productos o servicios y los beneficios que se derivan de esas características. Cada detalle puede ser importante. El país de origen, formas inusuales de uso, denominaciones originales, la figura del creador o fabricante, son solo algunos ejemplos.
Las marcas de nicho también obtienen excelentes resultados. Al limitar su grupo de destinatarios, se convierten en su elección natural. Al menos hasta que alguien decida dirigir su oferta al mismo nicho.
Encontrar diferencias es solo el comienzo. Cuando sabes en qué te destacas, piensa en cómo lo comunicarás. Para que el posicionamiento sea realmente efectivo, debes realizar una investigación de mercado exhaustiva y conocer las necesidades de tus clientes objetivo. Luego, debes hacerles una promesa clara. ¿Cómo será tu promesa?
Por supuesto, la promesa debe estar respaldada para ser creíble. Diseñas tu oferta de manera que cumplas con esa palabra. Lo mejor es hacerlo con un excedente que el cliente no espera. La planificación de ese excedente te permitirá definir los valores de tu marca. También es bueno escribirlos y seguirlos en cada acción de marketing.
La guinda del pastel del posicionamiento es el tono de la marca que utilizarás en la comunicación. Debe surgir de los valores que la marca defiende. Por último, agrega el llamado mensaje clave: el mensaje, la idea, el mensaje que repetirás en muchas ocasiones para promocionar tu marca.
Antes, los consumidores solo prestaban atención a la calidad de los productos y servicios. Hoy en día, la calidad por sí sola no es suficiente. Las personas quieren ver algo más en las marcas. Buscan empresas que compartan los mismos valores que ellos.
Un posicionamiento bien realizado hará que tu marca tenga su propio carácter y sea recordada. Tus receptores lo apreciarán y lo disfrutarán. Agrega a eso acciones publicitarias bien pensadas y coherentes con la estrategia elegida. ¿Qué obtendrás como resultado? Una receta efectiva para un negocio próspero, de la cual se benefician diariamente los líderes del mercado.
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